Impacto económico del evento gastronómico en la Patagonia

Bariloche a la Carta realmente superó todas las expectativas, especialmente para quienes estamos en el sector hotelero y gastronómico. Así lo afirmó Martín Lago, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Bariloche. Con una ocupación global de 64% en toda la ciudad, el centro de Bariloche alcanzó casi un 75% de ocupación. ¡Impresionante!

Datos revelan que la estadía promedio fue de 2,4 noches, y cada turista desembolsó alrededor de $139.000 por día. La oferta gastronómica no se quedó atrás: varios restaurantes, cervecerías y cafés presentaron menús de lujo con descuentos interesantes. Además, hubo eventos especiales con chefs reconocidos y degustaciones que acompañaron la celebración.

Lucio Bellora, director del evento, señaló que Bariloche a la Carta es una acción de comunicación que busca resultados. Nació hace diez años para atraer turismo, y hoy es un ejemplo de cómo la gastronomía puede impulsar la economía local. El evento tiene un presupuesto cercano a los $400 a $500 millones, financiados en partes iguales entre el sector público y privado. Se ha medido el retorno, y por cada peso invertido, se recuperan $3,7 en promoción, lo cual representa un 370% de retorno.

En términos más concretos, el impacto se notó en las calles. Bellora menciona que, después de recuperar la inversión en promoción, se empezó a notar el flujo de visitantes que llegan específicamente para el evento. Solo con el consumo en restaurantes y la feria, se generó un derrame económico de aproximadamente u$s 2 millones.

Este evento se celebra cada año en octubre, aprovechando el fin de semana largo. En esta edición, 85 restaurantes participaron, sumando 20.000 cubiertos más en comparación con un fin de semana habitual. Hubo cerca de 200 expositores, y alrededor de 40.000 visitantes disfrutaron de las diferentes propuestas gastronómicas. Entre ellas, destacaron lugares como Cerveza Patagonia y Ánima.

Además, en Bariloche a la Carta se compartieron secretos locales, como el restaurante Quetro, un lugar exclusivo donde la felicidad del comensal está garantizada.

Bellora destacó que el evento da un gran impulso al consumo, no solo en gastronomía, sino también en hospedaje y excursiones. La ocupación hotelera y el circuito gastronómico han logrado un retorno de nueve pesos por cada peso invertido, sin contar el consumo indirecto.

Un modelo que funciona

El éxito de Bariloche a la Carta se basa en un formato de gestión eficaz. Está impulsado por una asociatividad entre la municipalidad, la provincia y diferentes empresas del sector. “Hemos hallado un camino donde el sector privado lleva la acción, pero con una estrategia concertada”, aclaró Bellora.

Durante la semana del evento, los restaurantes ofrecieron menús con descuentos de hasta 30%, mientras que 30 a 40 hoteles aplicaron rebajas de hasta 50%. Esto significa que se puede comer en restaurantes de alta gama a precios accesibles y disfrutar de actividades gratuitas como catas y degustaciones.

El impacto de Bariloche a la Carta también es celebrado en el ámbito gubernamental. Carlos Banaclay, ministro de Desarrollo Económico de Río Negro, comentó que el evento beneficia tanto a grandes como a pequeños productores, que a menudo quedan deslocalizados.

Más allá de los números, el evento ha ayudado a forjar una auténtica identidad gastronómica para la ciudad. Según Bellora, primero presentaron Bariloche, luego la Patagonia, y ahora están logrando que la gastronomía de nuestro país, que solía concentrarse en Buenos Aires, cobre vida en Bariloche.

La curaduría prioriza el talento local sobre la fama. Bellora afirmó que buscan chefs que cocinen de verdad y no solo famosos. Este año, participaron cocineros de diferentes regiones y del extranjero, generando redes de intercambio y promoción. Entre los destacados se encuentran Gastón Trama y Gisela Medina, además de varios cocineros locales que están transformando la escena gastronómica de la ciudad.

Sabores patagónicos que sorprenden

La feria se convirtió en una vitrina de la producción local, con 60 productores que exhibieron sus innovaciones. Entre los productos más interesantes, encontramos desde hidromiel del Bolsón hasta trufas patagónicas y aceites de oliva de Las Grutas.

“Descubrimos un potencial productivo en Río Negro que antes no estaba en nuestras mesas”, celebró Bellora. “Hoy esos productos están en las cartas de los restaurantes y en las cocinas de los turistas que se los llevan a casa.”

El evento ha logrado algo realmente virtuoso: la inversión se multiplica en promoción, ocupación, consumo y orgullo local. Bariloche a la Carta no es solo un evento más, es una verdadera herramienta de desarrollo cultural y turístico. Se viene pensando ya en el BALC 2026, y seguro será aún mejor.

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